En los últimos años, la infidelidad se ha manifestado entre parejas que han permanecido estables durante algún tiempo. Como consecuencia de la rutina, la relación sexual o sentimental provoca que las personas busquen fuera de la pareja compartir gustos, intereses y placeres.
La infidelidad pone en peligro todos los años de relación, ya que deja (en el caso de ser confesada o de ser descubierta) una cicatriz de por vida.
Esta cicatriz entre los jóvenes hace que se enfermen aspectos de la relación que antes estaban sanos, por ejemplo: celos, control, obsesión y peleas continúas con motivo de la infidelidad.
La única forma de evitar la infidelidad es dialogar con la pareja y buscar la manera de que ambos estén satisfechos con la relación.
Romina González, María Salas
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